miércoles, 7 de abril de 2010

armar un rompecabezas


Armar un rompecabezas, para aquellos a quienes nos gusta esta actividad, representa siempre un desafío. La primera sensación es de inmensidad, de mar. Por dónde empezar? Uno comienza un poco al azar y un poco porque ha desarrollado alguna técnica, a unir las primeras piezas. Cuando la imagen que vamos logrando comienza a tener sentido, sentimos valentía y buscamos esas piezas que nos cuestan hallar, con la certeza de saber que ahí, en esa inmensidad, nos esperan.Hace algunos días, mi hijo menor, quien con sus cuatro años ya se apasiona con esta tarea de armar o componer rompecabezas, estaba tirado en el piso, con su juego, listo para comenzar. Como yo conocía ese juego y sabía que le faltaban varias piezas que se habían ido perdiendo a lo largo del tiempo, le advertí que no comenzara, que no iba a poder terminarlo ya que no sabíamos qué piezas faltaban, ni siquiera conocíamos a ciencia cierta cuántas faltaban realmente. Intenté disuadirlo, considerando inútil siquiera comenzar la tarea.Él me miró, como no comprendiendo mi argumentación y me preguntaba una y otra vez, por qué no podía armarlo. Lo desorientaba por completo mi explicación, pero quería entender mi negación.
Finalmente desistí y lo dejé abocado a la, para mí, infructuosa tarea que emprendía. Me alejé con un raro gesto en mi rostro, la sonrisa interna de quien sabe que está presenciando una locura.
Al rato, volví a pasar por el lugar donde estaba mi hijo armando su juego y veo, en el piso, el rompecabezas armado, con el vacío de las piezas faltantes. Sin embargo, no parecía perjudicar la imagen general, el dibujo propio del juego.
Esto me sorprendió y me dejo, una vez más, pensando…
Mi hijo, con sus cuatro años, logró llegar al final del camino y, más importante aún, logró disfrutar el andar.
Cuántas veces, por saber que nos faltan algunos elementos, consideramos inútil el camino y decidimos mejor ni intentarlo. Como sabemos que el producto terminado no será el ideal o completo, nos perdemos el placer de andar el camino. Porque estamos condicionados a actuar en función de resultados.

En cambio, el niño no piensa en el producto final, disfruta del juego y del placer de transitarlo. Y no sólo eso, sino que no se detiene a pensar si cuenta con todas las piezas para llegar a concluir la tarea. Da por terminado el juego cuando ha acabado de acomodar todos los elementos. Una vez que le ha dado significación a cada una de las piezas que efectivamente tenía; y no se detiene en aquellas con las que hubiera sido ideal trabajar. Con los elementos que tenía llega a un todo y fundamentalmente, disfruta del trayecto.
Lo maravilloso fue observar, que con la ayuda de las piezas que sí estaban, el cuadro final no carecía de sentido. Lo mágico fue descubrir que las piezas presentes que encerraban a las que no estaban le daban significación y de alguna manera, presencia a las que en realidad faltaban. Y su ausencia ya no era tal. Tenían sentido gracias a las demás. Cobraban identidad en función de las piezas que estaban ahí.
Ojalá, al menos de vez en cuando, logremos despojarnos del intento de ver el resultado antes de llegar al final del camino.

Nos deseo que podamos, algunas veces, sentarnos a armar rompecabezas incompletos, con el sólo fin de desafiarnos, de jugar y disfrutar ese desafío. Tal vez nos llevemos la grata sorpresa de ver que la imagen final se completa de todas formas. Que la significación de las piezas que sí están presentes, nos han ayudado a dar sentido a aquellas que están ausentes, que se han ido perdiendo con el tiempo, y de esta manera, disfrutemos el camino andado… y las ausencias… y las ausencias duelan menos.

1 comentario:

DibujitO AnimadO dijo...

Ele! que lindo! me encanto.. y el momento justo para leerlo..
sabes, me pasa mucho eso de, como creo saber el resultado no arriesgar.. no andar ese camino y ver que pasa, me quedo...por miedo a que se cumpla mi profecia de q ese camino no iba a ningun lado..
y bue, en tiempos de cambios.. esto que publicaste dio en ligar justo y en buen momento..
besitos
tu sobri..tina

Muñecas Bahianas

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