sábado, 30 de septiembre de 2006

Resonancia

Disparado de una reflexión de mi amigo Juan, en la que sugiere una invisible pero fuerte y perceptible conexión entre ciertas personas, vino a mi mente lo que sigue.
Volviendo sobre conocimientos adquiridos otrora, revisé las enseñanzas de la Física de Tippler y de la Acústica de Borzone.
Es menester, para mi rumia, compartir los siguientes párrafos. Sólo un momento de aburrimiento:

“Desde la física, se desprende una rama particular, la Física Acústica, que estudia los fenómenos relacionados con el sonido. Las ondas sonoras son su principal objeto de estudio.
Existe un fenómeno llamado fenómeno de resonancia o vibración simpatética (o por simpatía).
Todo cuerpo vibra a una frecuencia particular, determinada por las características físicas del cuerpo. Esta frecuencia es su Frecuencia de Resonancia.
Si colocáramos dos diapasones con la misma Frecuencia de Resonancia (condición fundamental) a una distancia adecuada y hacemos vibrar uno de ellos, emitirá un sonido (producirá variaciones en la presión de aire que lo rodea). Estas variaciones de presión son pequeñas oscilaciones en las partículas de aire. Los movimientos actuarán como golpecitos en el segundo diapasón y lo pondrá en movimiento.
La onda emitida por el primer diapasón “rebotará” en el segundo, volverá y se verá amplificada nuevamente, regresando al segundo diapasón con mayor intensidad.
De esta manera el sonido emitido por el segundo diapasón no se produce en forma inmediata sino que requiere cierto tiempo para que las vibraciones alcancen su desplazamiento máximo.”
Suena tedioso, no?

Sin embargo, sostengo que con las personas ocurre lo mismo, existe “algo” invisible pero perceptible, que se emite fuera de sí, análogo a la Frecuencia de Resonancia, que participa en las interrelaciones.
Quizá para que exista esa conexión, ese vínculo, es necesario que ambas persona tengan similares Frecuencias de Resonancia.
Uno anda por la vida relacionándose con la gente y de pronto encuentra a ese o esos seres que lo hacen a uno entrar en resonancia y sin entender estamos seguros de que hay algo que nos une. Algo más allá de la razón. Que se contagia y transmite y nos hace “vibrar por simpatía”
Y no hablo sólo del enamoramiento, sino también de la amistad, de la hermandad…Desde la tradición celta, un Anam Cara (algo así como un Ser “del alma”)
¿Amor a primera vista? ¿Feeling? ¿Piel? ¿Química?... no lo sé…. A lo mejor se trata de Física.
Estoy segura que hay personas en el mundo con idéntica Frecuencia, con las que al encontrarnos, y al cabo de un corto tiempo, no podemos más que entrar en resonancia.
Y sabemos, sólo con mirarnos, que estamos conectados.

¿Qué no la han encontrado aún? Es que se necesita el tiempo justo, para de esa onda se amplifique, tal vez sea cuestión de sentarse a compartir unos mates…

Mi estimado amigo Juan, definitivamente existe ese lazo, que no se ve, que no necesariamente se escucha, que perdura en el tiempo. Pero es preciso que ambas personas “vibren” en la misma frecuencia, compartan
un tiempo y entren así, por simpatía, en resonancia. Desde esa vez y para siempre.

Muñecas Bahianas

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