jueves, 11 de mayo de 2006

Ratón Pérez

Quisiera analizar en esta ocasión a este pequeño y misterioso personaje.
Su nombre: Ratón Pérez
Ocupación: Comprador de dientes de leche
Edad: ¿? Desconocida. O bien ya es un anciano Ratón Pérez o debemos inferir que Ratón Pérez es un puesto que ha ido siendo ocupado por distintas generaciones de ratones.
Me interesa ahondar en su modus operandi.
El Ratón Pérez aparece la misma noche del suceso: se ha caído un diente. Se apodera del mismo y no hay a cambio un premio simbólico, no!, dinero en efectivo. Lisa y llanamente, el vil metal.
Ahora bien, ¿a cuánto cotiza un diente? Su valor es muy variado y va desde monedas hasta diez pesos (¡!) Si, leyó bien, diez pesos, casi tres dólares y medio (¡¡!!)
Convengamos encima que el diente no puede ser cualquiera, no señor, debe ser un diente de leche, cosa efímera y aparentemente inútil si las hay. Luego, ¿por qué tanto interés? ¿Para qué lo quiere Don Pérez?
Se entretejen diferentes hipótesis: Para hacerse una casita; Los guarda para cuando los propios no le sirvan… Como sea, es extraño amigos. Aquí hay algún negocio y no nos han invitado.
Pero lo que más me preocupa es la personalidad de este roedor. No quiere ser descubierto, sin embargo, a través del rumor, instruye a nuestros pequeños a dejar la preciosa mercancía bajo su propia almohada. Vulnerable a un sueño liviano o a un despertar prematuro ¿A qué mente perversa se le ocurre semejante cosa?
En este punto los Reyes Magos son mucho más prácticos: los zapatos se colocan afuera, lejos de sorpresivos desvelos.
Usted me dirá que es complicado ingresar a una habitación con tres camellos y no ser descubierto, puede ser. Aquí el roedor lleva las de ganar. Y que más dificultoso sería dejar la nº5 debajo de la almohada, también es cierto, el efectivo se acomoda más a esta situación.
Pero hay otros lugares donde hacer el intercambio. No será la cocina el mejor lugar, estamos de acuerdo, un ratón en la cocina, estaría expuesto a que le propinen un soberano escobazo.
Afuera es claro que no es posible, con los gatos acechando, Pérez debería pagar por un guardaespaldas y esto influiría directamente en el precio del diente.
De todos modos bajo la almohada… me parece excesivo.
Definitivamente, le gusta la adrenalina, estar al límite, jugar con fuego (como se dice vulgarmente)
Volviendo al extraño interés dentario, sostenido por tantos años. ¿Qué habrá detrás de esta audaz compra-venta? ¿Se reciclarán los dientes de leche?
Si nos hemos enterado que el polar se obtiene del reciclado de las botellas plásticas de gaseosa. ¿Qué se obtendrá del reciclado de los dientes de leche?
Les dejo la inquietud…

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